Pasar al contenido principal

El Marquès o la magia de lo retro

El Marquès o la magia de lo retro

Adrià Ferrer Marquès, El Marquès, sosteniendo un cartel de producción propia inspirado en las campañas contra la marihuana de los años cuarenta y cincuenta en EE UU. 

El joven catalán arrasa con sus diseños de estilo vintage en carteles, portadas o campañas de publicidad, proclamándose como un ilustrador icónico.

Pocas veces un apellido ha dado lugar a un nombre artístico que encaje tan bien con la idiosincrasia de su trabajo como el de nuestro protagonista, Adrià Ferrer Marquès (Malgrat de Mar, 1988).

Este ilustrador, afincado en Barcelona, combina en su estilo el grafismo del cartelismo Mid-century junto a la estética de técnicas de estampación, como la litografía o la serigrafía; y todo ello mezclado con la elegancia de las portadas de jazz y un cierto toque beatnik y de pop art.

El carácter retro de su trabajo lo convierte en algo absolutamente moderno que, a su vez, nunca pasará de moda. La mejor receta posible, puesto que lo ha convertido en uno de los iconos de la ilustración de nuestro país. La relevancia de sus trabajos y un estilo totalmente reconocible así lo demuestran.

Hablamos con él sobre sus comienzos, referentes y otras cuestiones para la revista Cáñamo de verano.

El Marquès o la magia de lo retro

Portada de El Marquès para un single de su grupo The Penny Cocks y portada del álbum Fake Gold & Broken Teeth (2016).

A puff, a tragedy era un slogan que venía a decir que con una sola calada ya quedabas enganchado a la marihuana de por vida. También la describían como la puerta de entrada a una vida de crimen y depravación e, incluso, de homosexualidad. A mí me parecían la monda, por lo que con unos amigos sacamos algunos diseños en camisetas y totebags”

En tus comienzos eras cantante, ¿en qué momento decidiste apostarlo todo por la ilustración?

Empecé cantando en una banda de punk rock llamada Penny Cocks. Por entonces estudiaba Artes, por lo que empecé a hacer toda la gráfica del grupo, muy setentera (posters, camisetas, los artworks de los discos, etcétera). Como a la gente le gustaba mi trabajo, empecé a trabajar haciendo diseños para Bcore, nuestro sello, y para otras bandas y discográficas. Muchas veces colaba mis diseños como proyectos de clase, incluso llegué a estampar todo nuestro merch antes de irnos de gira como “proyecto final” de clase de serigrafía. Como el material de clase era gratis, aproveché para estampar cien camisetas [risas]. Poco a poco mi carrera de ilustrador se fue asentando y después de estar nueve años tocando, decidí dedicarme a lo que me gustaba, que era el dibujo.

La música sigue presente en tu trabajo a través de la ilustración de portadas de discos y de tus famosas playlists de Spotify. ¿Qué importancia tiene en tu trabajo? ¿Dibujas con banda sonora?

Una de las cosas que más me gusta en esta vida es ir descubriendo música nueva. Tengo un problemilla con esto, siempre estoy con música puesta. Algunos amigos me decían “el de la radio”, porque siempre iba con la música de fondo. Como escucho una gran cantidad de discos por día, voy guardando las canciones que me gustan en playlists estacionales. Escucho bastante oldies sobre todo, puedes escuchar desde una nueva banda de garage hasta música cubana de los años 40. Podéis encontrarme, con todas las playlists públicas, en Adrià F. Marquès, mi perfil de Spotify.

El Marquès o la magia de lo retro

The Witches, ilustración para la cubierta de El Mestre i la Margarita, de Mijaíl Bulgákov (Proa, 2021).

“Empecé cantando en una banda de punk rock de inspiración setentera llamada Penny Cocks. Por entonces estudiaba Artes, por lo que empecé a hacer toda la gráfica del grupo, muy setentera”

¿Cuál es el origen de tu predilección por la estética retro?

No tengo ni idea. Cuando era pequeño mis padres trabajaban haciendo mercadillos, por lo que me pasaba los fines de semana en casa de mis abuelos. Allí había cantidad de cómics y revistas infantiles de mi padre que leía con voracidad. Todas tenían unas ilustraciones increíbles de los sesenta que creo que me marcaron mucho. Mi madre también coleccionaba cómics de jovencita; había salido con Ceesepe, que por entonces publicaba en El Víbora. Siempre hubo mucho material en mi casa, y como mis padres veían que me gustaba leer, siempre alentaban mi afición comprándome cómics y libros ilustrados. También solíamos ir mucho a casa de un amigo de mi padre que era coleccionista de cómics y a parte tenía muchos VHS de cartoons antiguos, recuerdo que los de Tex Avery me volvían loco.

Muchos de tus dibujos ilustran imágenes referentes al vermut o al negroni, ¿qué importancia tiene el aperitivo para un joven catalán?

Recuerdo que en casa se solía beber vermut en las festividades; tenía un tío de Reus, localidad famosa por esta bebida. A mí siempre me ha parecido una delicia la costumbre del aperitivo, charlar, picar algo. Tengo un carácter muy mediterráneo. Aparte, las gráficas de los carteles de bebidas de principios de siglo son una pasada.

El Marquès o la magia de lo retro

Vermut e ilustración para la cubierta de La joven vampira, de J. H. Rosny Aînè (Aristas Martínez, 2023).

El Marquès o la magia de lo retro

Aloha (2022) y Jazz Swing & Blues Bar (2019).

“Cuando era pequeño mis padres trabajaban haciendo mercadillos, por lo que me pasaba los fines de semana en casa de mis abuelos. Allí había cantidad de cómics y revistas infantiles de mi padre que leía con voracidad. Todas tenían unas ilustraciones increíbles de los sesenta que creo que me marcaron mucho”

Has trabajado para marcas muy importantes y en estos momentos tus ilustraciones inundan las librerías con las portadas que estás realizando. ¿Cómo vives el proceso creativo cuando se trata de un encargo?

Bastante normal. Me suelen mandar un briefing con toda la info del libro o el proyecto y a partir de ahí siempre se me ocurre alguna idea. Intento tirar siempre por imágenes sintéticas pero efectistas. Que capten el ojo del espectador rápidamente cuando entre en una tienda. A partir de ahí envío el boceto a la editorial y, una vez me lo aprueban, paso a los artes finales. A mí me encanta trabajar para el mundo literario o musical, aunque no suelen ser los trabajos mejor pagados, siempre son los que más se disfrutan.

¿Por qué crees que Barcelona es el centro neurálgico de los ilustradores en España?

No estoy muy seguro de ello. Hay muchos en Madrid, Valencia o País Vasco también. Aquí siempre ha habido mucha tradición literaria/cultural, igual estamos más ligados a eso. En Madrid quizás es más fácil hacer proyectos para marcas, al final es donde está la pela.

El Marquès o la magia de lo retro

Ilustración de la irónica serie inspirada en las campañas contra la marihuana de los años cuarenta y cincuenta en EE UU.

Sabemos que fumas porros de manera muy esporádica, ¿puedes contarnos alguna anécdota relacionada con el consumo de cannabis?

No soy un gran fumador, pero recuerdo el primero. Tenía once años y estaba en unas colonias con un amigo mío, y nos escapamos al bosque con otro amigo mayor, que ya debía contar con unos 15 y era medio primo mío. Él ya fumaba, y como nos vio espabilados –mi amigo era hijo de hippies y no era la primera vez que lo probaba– nos dio unas caladas. Recuerdo las toses, y empezar a notar unos hormigueos en las piernas... De pronto nos dimos cuenta de que ¡estábamos sentados encima de un hormiguero! Salimos corriendo y nos tiramos a la piscina con ropa y todo, se nos pasó el morado de golpe y nos llevamos unas buenas picaduras de recuerdo.

Entendemos que tu famosa ilustración “Marihuana: a puff… a tragedy” es sarcástica, pero también absolutamente icónica. Háblanos de este trabajo.

Lo hice por gusto, justo acababa de leer un artículo sobre las campañas contra la marihuana que hubo en EE UU en los años cuarenta y cincuenta, que eran demenciales. La ignorancia y el terror social la equiparaba con la heroína, “A puff, a tragedy” era un slogan que venía a decir que con una sola calada ya quedabas enganchado de por vida. También la describían como la puerta de entrada a una vida de crimen y depravación e, incluso, de homosexualidad. A mí me parecían la monda, por lo que con unos amigos sacamos algunos diseños en camisetas y totebags.

El Marquès o la magia de lo retro

The Snake Charmer (2019) y Fire Dancer (2022). 

El otro día enseñabas en redes como te copiaban diseños en las pizarras de los bares de tu ciudad, ¿crees que tu trabajo forma parte ya de la identidad de Barcelona?

¡Para mí fue todo un elogio! ¿Qué mola más que ver una de tus imágenes más icónicas en la pizarra de un bar del barrio? No sé si forma parte de la identidad, pero siempre es bonito que te relacionen con el grafismo de la ciudad. ¡Brindo por ello!

El Marquès o la magia de lo retro

Adrià Ferrer Marquès, El Marquès, echando la vista atrás.

¿Quiénes dirías que son tus mayores referentes?

Hay muchos. Jim Flora y David Stone Martin, junto a otros muchos portadistas de jazz, son de mis favoritos. El cartelismo de Manolo Prieto, el grafismo publicitario de los cincuenta y sesenta, el arte contracultural de los setenta, o estilos de principios de siglo, de la Belle Époque pasando por el Art Decó, el Modernismo o el Constructivismo Ruso. ¡Y las cajetillas de cerillas antiguas! Hay un poco de todo esto.

Un consejo para alguien que quiera dedicarse profesionalmente a la ilustración.

No hay ningún secreto, al final es una carrera de larga distancia. Es desesperante y difícil, pero una vez metes la patita dentro, ya se va encauzando solo. Hay que picar piedra.

¿Cuál sería para ti el porro perfecto?

Ahora que hay tanta variedad, ¡cualquiera que no me duerma!

www.adriamarques.com

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #331

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo