
Hotel Abuel (Reservoir Books, 2025), de Marta Altieri, 192 páginas, 20,81€.
He comprado Hotel Abuel tres veces ya. Dos fueron para regalar a esos amigos que no suelen leer cómics, pero que yo bien sabía que debían leerlo sí o sí. Y el tercer ejemplar, ya desaparecido por un préstamo de urgencia, lo guardaba para mí, a la espera de coincidir un día con Marta para que me lo firmara. Así que en breve tendré que comprar el cuarto. Y yo feliz, si eso contribuye a la hotelabuelización del mundo.
Estoy hablando del primer cómic de Marta Altieri (Sevilla, 1987), autora también del deslumbrante y admirado webcómic Joselito y de los fanzines Rehab Daddy y Slow Mono, directora de arte, ilustradora y diseñadora digital, gata humana, recolectora de delicatesen de internet, una de las personas más creativas que conozco y la menos susceptible de caer en un lugar común, una frase hecha o una idea prestada.
Una panda de viejos muy vivos reside en un hotel geriátrico. Allí conviven entre ellos y sus cuidadores y comparten lo que son en vivo o por sus plataformas de contenido online. Chismean, streamean, checkean sus redes para contar sus likes, toman su medicación o fuman pluma de nube y otras sustancias potenciadoras del ser y el bienestar, se ven seriamente impactados por intensísimos crushes y gozan de su sexualidad sin más preámbulos que la alegría de gustarse.
Altieri da vida a unos personajes inolvidables con un dibujo espontáneo, vigoroso, que en su aparente simpleza lo expresa todo. Y luego está el guion, redondísimo, totémico, donde, a través de situaciones que pueden parecer triviales, asoman las claves del buen vivir, que también son las del buen morir. Si no sabes cuales son, lee Hotel Abuel y lo entenderás perfectamente. Pero te adelanto que una de ellas es la de tener con quien observar el mundo, intercambiar historias, memes, apasionamientos. Compinches a quien contarle tus teorías, tus escatologías, tus episodios maníacos. Y escuchárselos de vuelta, en vivo o en stream. Que haya con quien aprender cosas nuevas, aunque estés a punto de llevarte la fiesta al otro barrio. Tener interlocutores, vamos, ni hace falta que sean amigos, aunque a menudo suelen derivar en ello.
Concluyo aquí mi reseña del cómic del año y doy paso a la entrevista no sin antes presumir de la carambola cósmica que es admirar mucho a alguien desde lejos a pasar a ser socias del mismo club de usuarias de pluma de nube y terminar cuidándonos las gatas.
Con Hotel Abuel no solo inauguras una nueva y más certera representación de la vejez, también te cargas la representación previa, liberando a los personajes de los estereotipos que se asignan y se esperan de las personas mayores. Y alivia y alegra que rompas ese absurdo encantamiento que nos hace pensar que la vejez es algo instalado en un futuro lejanísimo y terrible donde, si tenemos la suerte de llegar, seremos otra cosa muy distinta de nosotras mismas.
Pasan los años, Raquel, y yo siento que he cambiado muy poco. Soy más práctica, tolero mejor las emociones, doblo la ropa más rápido y todo eso, pero me siento la misma persona desde siempre, de hecho, todos mis defectos y virtudes se han intensificado. ¿Por qué eso iba a cambiar al convertirme en anciana?

Algunas páginas de Hotel Abuel, un cómic con la mirada menos condescendiente hacia la vejez que te puedas encontrar, que además te pellizcará el tuetanito.

¿Quién es más tú de los residentes de Hotel Abuel?
Están todos en el mismo espectro que ocupo en el mundo, pero en distintas zonas. Pero todos tienen cosas mías y también influencia de otras personas.
¿Qué feedback has recibido por ahora con tu comic? ¿Surge mucho el tema del terror a la vejez?
Cuando fumo me resulta más fácil observar mi pensamiento y hacer bromas sobre él. Luego me toca trabajar y el duende del día se muere. Pero, ¡al día siguiente aparece otro!
Sí, me han dicho varias personas que les ha ayudado con el miedo a envejecer. Me están diciendo cosas bonitas, la que más ilusión me hace es que se hayan divertido leyéndolo, es un gran halago provocar emociones agradables, teniendo en cuenta lo que te decía antes, que el libro es una sopa de todos mis espectros y que los personajes caigan bien me hace sentirme aceptada.
En las entrevistas que has dado en otros medios sobre Hotel Abuel, observo que hay dos temas que se pasan por alto: las drogas y los gatos. Cosa rara porque son dos temas que nunca faltan en tus historias.
Las drogas son importantes y me gusta hablar de ellas, no solo de los viajes sino también de cómo me gusta consumirlas. ¿De gatos que te voy a contar a ti, que tienes la mayor colección de figuritas y otros formatos de gatos arcádicos en tu casa, además de tres gatas negras mágicas? Me encanta ir a tu casa. Un cómic sin gatos es como una casa sin gatos. Ese sería mi deseo y sueño para el futuro: que en las residencias se pueda tener gatos. Si no, ¿qué voy a hacer? Si me lee alguna emprendedora: una residencia donde estar cuidada, que haya gatos comunitarios y que dejen fumar porrillos. ¿Puedo saludar? Un saludo especial para Goosa, Zomba, Nueve y Meebo.

Imágenes del webcómic Joselito, que Altieri describe así: “Serie melodramática de amor, pasiones y paranoia. Joselito cabesa ande te metes. Hecho con cariño, desconsuelo, html y css, su poquito de javascripi y una mijita de cachondeo”.
Te hago la pregunta obligada a todos los artistas entrevistados en Cáñamo: ¿el cannabis te sirve de ayuda para el trabajo creativo? ¿Cómo describirías esa influencia? ¿Y de qué forma te dejas influenciar?
Sin mis porros creo que nada de mis cómics existiría. Mi momento preferido del día es al despertar, sentarme a plumear una sativa con mis gatas en el regazo y ponerme a anotar ideas para guiones con una canción en bucle. Cuando fumo me resulta más fácil observar mi pensamiento y hacer bromas sobre él. Luego me toca trabajar y el duende del día se muere. Pero, ¡al día siguiente aparece otro!
Qué variedad de pluma de nube te funciona mejor para hacer borbotear las ideas. ¿Es la misma que para ejecutarlas?
Amnesia y un Monster Ultra Fiesta Mango. Para dibujar, si estoy muy fumada algunos dibujos me quedan un poco peíos, pero eso me hace más gracia y los dejo tal cual.

Rosa, la más psiconauta del Hotel Abuel, nos da la receta casera para hacer tintura de pluma de nube y nos enseña a inhalar el túbulon divinorum. Algo me dice que todas esas instrucciones son más que confiables.
La tintura no la he podido hacer porque no tengo horno, y hay que descarboxilar la marihuana. Hace unos años, cuando sí tenía, intenté hacerla: mi casa se hizo un submarino, no había ventilado bien, me broté durante un mes y se me olvidó lo que había empezado. Lo miré por internet, espero no haberme equivocado.
Me quedé con ganas de escuchar más historias con datos fascinantes sobre insectos por parte de Ángel, ¿puedes compartir alguna por parte de Marta Altieri?
Me flipa lo de las hormigas, que pueden transportar agua sin necesidad de recipientes por la tensión superficial de una gota. ¡La de industria que nos ahorraríamos si fuésemos más pequeñitos! Y lo de las orugas, que en el capullo para mutar a polilla lo que hacen es derretirse en una sopa celular ahí dentro y rehacerse con la nueva forma. Eso debe ser un viaje muy psicodélico para la conciencia de la oruga. Y luego, simplemente pensar en los insectos hoja, qué simpáticos, qué prácticos, qué forma tan poco violenta de defenderse.

Algo me dice que psiconautas y entomólogos son casi un poco lo mismo, ¿o estoy flipando?
Ir descubriendo bichos o nuevos viajes. Los insectos son animales muy psicodélicos, al menos a nivel visual. Hay escarabajos que parecen diseñados por alguien que ha tomado mucho 2C-B. Y las mantis son un tripazo. Hay una de hecho que tiene una carita sonriente amarilla en el ala.
Una de las cosas más deleitosas de tus historias es el uso del lenguaje, totalmente libre, oral y expresivo. ¿Qué es el mamoneo? ¿En qué consiste tener webitis o tener cara de estar webando?
Para mí mamoneo es lo que se traen los humanos entre sí cuando se intrigan y se atraen. Tener webitis es lo que tiene la gata Meebo cuando llego a casa y sube el rabo y dice “mi, mi, mi”. Estar webando es cuando la Zomba me hace un masaje en la manta donde tengo el coño (no es sexual, es puro webeo).

Ilustraciones y tiras cómicas de Marta Altieri publicadas en Cáñamo hace años.
Aquí te quiero preguntar sobre lo fascinante que es no solo hacer, sino además tener y mantener un webcómic. Me parece pura filantropía: si no lo monetizas, acabas pagando el servidor por el bien de la humanidad. Gracias por eso.
De nada. Feliz de que lo haya leído la gente. Mientras me lo pueda permitir ahí estarán. Ahora se viene uno que voy a poner de pago (perdón), pero es que no quiero que lo lea cualquiera, ni los robots de Google, ni las IAs, ni el CNI.
En tu web 137.rehab, además de alojar el webcómic Joselito, hay otras historias bastante psico-oníricas. Y luego está la misteriosa Hiper Bolita, ya no es que sea psicodélica, sino profundamente psicoactivadora. ¿De dónde surge?
Tenía unos sueños de pequeña bastante impactantes, con unas bolas que se hacían muy grandes y muy pequeñas. Creía que eran sueños muy locos. Ahora, de mayor, viendo un TikTok, alguien hablaba de sueños así y flipé: les llamaba sueños timeicos. Son bastante frecuentes. No hay ninguna experiencia única, y eso me tranquiliza.

Ilustración del artículo “Sexo no convencional: rompiendo los corsés de la norma”, publicado en Cáñamo nº 228 (diciembre, 2016).
Durante un tiempo fuiste ilustradora para Cáñamo. ¡Y qué oportuno que dibujaras el “Manifiesto fundacional del abuelo feliz” (Cáñamo 231)! ¿Qué tal el curro de ilustrar ideas ajenas?
Lo llevaba bien, era divertido que te dieran ideas para tener el placer de dibujar. Pero pasé a querer contar muchas cosas y ya solo quise hacer mis cómics.
¿Qué drogas quieres probar o crees que usarás cuando te jubiles?
Heroína y fentanilo me gustaría experimentarlas, el DMT aún no he podido probarlo y estoy deseando. Porros siempre. Y siempre que la medicación me lo permita, algún tripi y setas rollo Imserso psiconáutico. Si el corazón aguanta, MDMA y 2C-B de vez en cuando. Y salvia divinorum para ensayar a morirme.

Imágenes del webcómic Joselito. Puedes leerlo gratis en www.137.rehab.
Como alguien que disfruta de tu fascinante colección de gifs y stickers de whatsapp, sé que cultivas tu algoritmo de las redes sociales como a un jardín de maravillas, ¿a qué abismos te está llevando el algoritmo últimamente?
Las redes se están diluyendo y gentrificándose y cada vez me cuesta más acceder a nichos fascinantes. Mi época más plena fue en el antiguo twitter cuando encontraba memes perfectos y un montón de japoneses que tuiteaban insectos increíbles. Ahora vago por TikTok sin rumbo, pero ver gente random de cualquier parte del mundo hablando me ayuda mucho a entender a la humanidad.
¿Volverá el mamoneo al Hotel Abuel?
Sí, sea editorialmente o en webcómic. Hay muchas historias que se quedaron fuera de este cómic porque abrían nuevas tramas. Pero tengo bastantes cosas escritas. Te doy exclusiva spoiler, que esto es tu magnífica influencia: se descubrirá que un personaje es furry, adivina cuál.

Ilustración de Altieri para el artículo "El relato de la puerta de entrada: del mito a la realidad" de David Pere Martínez Oró. publicado en Cáñamo 243.

Ilustración del artículo "Hijos de puta. Cómo afecta el estigma social a las trabajadoras del sexo" de Titi Trigo, publicado en Cáñamo 230.

Ilustración del artículo "Psiquedélicos: viaje al futuro" de Fernando Pardo, publicado en Cáñamo 237.