En PubMed, el término “marijuana” arroja 53.243 resultados (consulta: 14 de diciembre de 2025). Si se busca “cannabis”, aparecen 40.320 referencias. Pero al combinar ambos con OR (marijuana OR cannabis), el total apenas sube a 53.246: hay un solapamiento enorme entre términos y PubMed, además, aplica traducción automática de búsqueda (automatic term mapping) para identificar conceptos.
La línea de tiempo del propio buscador muestra, en paralelo, un ritmo sostenido: desde 2021 se publican más de 4.000 entradas al año asociadas a “marijuana”. El registro más antiguo que devuelve esa búsqueda se remonta a 1840.
El número también tiene una trampa metodológica: depende del término usado. “Marijuana” no captura artículos que prefieren “cannabis”, “THC”, “CBD” o “cannabinoid”, ni estudios sobre terpenos, farmacocinética o reducción de daños. Aun así, funciona como termómetro: a mayor producción, más preguntas sobre salud mental y usos médicos y también sobre políticas regulatorias, conducción, trabajo y justicia penal comparada.
Más que una “base del cannabis”, el fenómeno es que la investigación sobre cannabis, cannabinoides y sus efectos se ha normalizado en el circuito científico general. PubMed no es un repositorio de textos completos, sino un índice de citas y resúmenes útil para seguir tendencias, filtrar por tipo de estudio y mirar qué preguntas se están haciendo hoy los equipos de investigación.
Paul Armentano, subdirector de NORML, sostuvo que el debate público debería dejar de apoyarse en “lo que no sabemos” para empezar a discutir políticas de reforma basadas en lo que sí se ha acumulado en décadas de literatura. La cifra, por sí sola, no prueba eficacia ni seguridad: recuerda, más bien, que ya no se discute desde un vacío, sino desde un cuerpo de evidencia que puede —y debe— leerse críticamente.
Cuando el conocimiento está a un clic, la pregunta más lógica es ¿qué decisiones siguen tomándose como si esa evidencia no existiera? En tiempos de prohibicionismo selectivo, la ciencia avanza; lo que falta es que las políticas públicas se atrevan a mirar la bibliografía sin prejuicios.